Coherencia entre fe y vida
No es la primera vez que nuestro Pastor, monseñor Domingo Salvador Castagna, reclama coherencia entre fe y vida a sus fieles. Es que el comportamiento de muchos, que se autotitulan “cristianos”, son los que más hieren a la Iglesia, ya sea con sus actitudes o conductas.
Días atrás, doce legisladores de nuestra Provincia, acompañaron la iniciativa presentada hace tres años en la Legislatura: nos referimos al proyecto de la Ligadura de Trompas de Falopio y Vasectomía. Ahora falta la media sanción senatorial para que se convierta en ley la posibilidad de realizar prácticas anticonceptivas en hospitales públicos.
Lamentablemente, muchos funcionarios que apoyan esta iniciativa, son también “cristianos”, pero quizás con una fuerte carencia precisamente de una Catequesis.
Nuestro Pastor, monseñor Domingo Salvador Castagna, se refirió en su alocución del domingo 11 de junio, fiesta de la Santísima Trinidad, a la falta de coherencia entre fe y vida por parte de nuestros hermanos que se autotitulan cristianos.
Esto nos decía nuestro Arzobispo: “¡Qué lejos está el clima social que respiramos continuamente del ideal presentado por el Evangelio! La fe aparece como un sentimiento heredado mientras que la incredulidad es el triste sustrato del comportamiento común. Lo absorbemos naturalmente - como el oxígeno - y nos movemos por su misteriosa y tétrica virtud. Los criterios que se manejan provienen de la incredulidad generalizada, no de la fe que, no obstante, afirma la mayoría profesar. Si indagáramos qué piensan nuestros vecinos, incluso quienes comparten nuestra práctica religiosa, hallaríamos incoherencias graves entre el comportamiento habitual y los valores de la fe. El gran desafío de la hora actual, identificado por los últimos y venerables Pontífices, es restablecer la coherencia entre fe y vida. Esto viene de muy atrás. Los responsables de la pastoral de la Iglesia - hace cincuenta años – hablaban de un “divorcio” doloroso entre la fe católica y el comportamiento cotidiano. Como resultado de encuestas recientes aparece una disminución del 10% de los autocalificados católicos, en relación con el año anterior. Es saludable llevar la honestidad de la encuesta hasta sus últimas consecuencias. Del 84% que se mantienen católicos, menos del 10% son “católicos practicantes”. ¡Cómo se reduce el número de creyentes católicos, comprometidos con la fe que profesan! Me conmovió el razonamiento de una ex católica práctica, psicóloga de profesión: “Iba todas las semanas a misa y estaba segura de tener fe. Pero un día advertí que me sentía “tan muerta como la imagen del Cristo al que rezaba en la cruz” y que transitaba por la vida con amargura y miedo de todo”.
viernes, junio 16, 2006
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