martes, septiembre 30, 2008

Del licenciado Padre Alberto Bustamante


"La violencia es un emergente de la crisis de los adultos"

Así lo manifestó el presbítero cordobés en el IV Encuentro Arquidiocesano de Educadores Católicos. También dijo que la esencia de un colegio católico es la evangelización y que de no cumplir ese requisito pasaría a ser una escuela mas.

Corrientes, 30 de septiembre de 2008. – Ante la violencia suscitada en las aulas en los últimos tiempos, el licenciado presbítero Alberto Bustamante fue contundente: “La violencia escolar es un emergente de la crisis de los adultos”.
Así lo manifestó el sacerdote cordobés en el IV Encuentro Arquidiocesano de Educadores Católicos que se realizó a principios de septiembre en el Colegio Pío XI siendo el lema: “La Educación Católica, del impulso misionero a los nuevos desafíos”.
Por otra parte, el padre Bustamante, de visita nuevamente a Corrientes, recordó que la esencia de un colegio católico es precisamente la evangelización y, de no cumplir ese requisito, sería una escuela mas.
Asimismo exhortó a todos los educandos de ‘hacernos cargo’ de los conflictos que se suscitan en las instituciones educativas, e invitó a no perder de vista ‘al hombre’, que es la criatura más importante para el Señor.

La misión
En la entrevista que mantuvo con el Centro de Investigación y Capacitación Social (CICSO), dependiente del Arzobispado de Corrientes, dijo que la “escuela católica tiene como misión la evangelización. Si ella no construye desde ese rol en la vida de la sociedad, de alguna manera ve como menguada su misión y también uno cuestiona el sentido de su existencia y así resultaría ser una escuela mas”.
En tanto el sacerdote recordó algunas palabras del Papa Juan Pablo II cuando dijo que “el camino de la Iglesia es el hombre, teniendo en cuenta su situación, su conflicto, su expectativa, sueños, etc. Por eso el ‘desembarcar’ es la imagen del ‘hacernos cargo’, de asumir la realidad muchas veces lacerante y más teniendo en cuenta estas épocas donde somos llamados a sanar, curar heridas, alentar y sostener”.
Para el licenciado Bustamante, la violencia escolar es un tema complejo. No obstante el entiende que “la violencia es la reacción a necesidades insatisfechas. La violencia, entre otras cosas, es un grito de que existimos para con una sociedad que se ha vuelto hostil, para con adultos que han abandonado a sus chicos”.
También comentó el sacerdote que leyó un libro que resume un poco su pensamiento. La obra se llama: “Adultos en crisis, adolescentes en riesgo”. “Por eso digo que la violencia es un emergente de la crisis de los adultos que ha dejado demasiado solos a los chicos y, en ese marco de soledad, es propicio para acrecentar estos tipos de actitudes”.

Evangelización
Con respecto a la Pastoral en las escuelas, manifestó que la ‘escuela toda’ es la que evangeliza y no un solo sector. “Todo el ‘andamiaje’ escolar es el que evangeliza, como la Iglesia misma, es ella la que tiene la misión, no algunos miembros dentro de ella”.
En otro orden de cosas, el licenciado opinó sobre las ‘tribus urbanas’. “Es un fenómeno tan serio. No tengo un conocimiento profundo de estas llamadas así ‘tribus urbanas’. Lo que sí tengo la sensación es que en la sociedad, al verse las instituciones que generaban sentido de pertenencia y vínculos (familia, clubes, Estado e Iglesia, entre otros), hayan perdido impacto, el hombre comenzó a buscar por otros lados ese sentido de pertenencia y vínculo. Me parece que esas tribus urbanas van ‘llenando’ ese vacío del sentido de pertenencia, de protección y de su propio ser”.
Finalmente el Padre Bustamante invitó a los educadores a no olvidarse que el que envía a esta importante misión es el Señor, y agregó: “es una tentación el ‘auto-enviarse’, es decir, ir en nombre propio y, cuando uno lo hace desde esta perspectiva, la realidad se torna muy difícil y, en líneas generales, uno se desalienta rápido. En cambio cuando uno toma conciencia de ser enviado por Dios a la misión de educar, y que el que envía no abandona, uno desarrolla mejor su trabajo, y eso alimenta el corazón y el alma”, concluyó.

lunes, septiembre 22, 2008

Nota de actualidad


¿Qué dice la Iglesia acerca de las personas homosexuales?

La unión civil homosexual que se produjo en nuestro país entre un conocido diseñador y su pareja volvió a despertar polémica en la sociedad.
En el año 1986, más precisamente el 1 de octubre, la Congregación para la Doctrina de la Fe, cuyo Prefecto era en ese entonces Joseph Ratzinger (hoy nuestro Santo Padre Benedicto XVI), publicó una “Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales”.
En ese documento la Iglesia reconoce que “el problema de la homosexualidad y del juicio ético sobre los actos homosexuales se ha convertido cada vez más en objeto de debate público, incluso en ambientes católicos”.
Asimismo, en esa carta, “no se puede afrontar un desarrollo exhaustivo de tan complejo problema; la atención se concentrará más bien en el contexto específico de la perspectiva moral católica” fundada “sobre la razón humana iluminada por la fe y guiada conscientemente por el intento de hacer la voluntad de Dios”.
Esta declaración precisa que “la particular inclinación de la persona homosexual, aunque en sí no sea pecado, constituye sin embargo una tendencia, más o menos fuerte, hacia un comportamiento intrínsicamente malo desde el punto de vista moral. Por este motivo la inclinación misma debe ser considerada como objetivamente desordenada”.
Pero la Iglesia, como Madre, entiende que “quienes se encuentran en esta condición deberían, por tanto, ser objeto de una particular solicitud pastoral, para que no lleguen a creer que la realización concreta de tal tendencia en las relaciones homosexuales es una opción moralmente aceptable”.
Para una “comprensión adecuada de los problemas puestos por la homosexualidad”, la Iglesia nos dice que debemos recurrir a “la teología de la creación, presente en el libro del Génesis” donde “suministra” uno de los puntos fundamentales de esta problemática. “Dios, en su infinita sabiduría y en su amor omnipotente, llama a la existencia a toda la creación como reflejo de su bondad. Crea al hombre a su imagen y semejanza como varón y hembra. Los seres humanos, por consiguiente, son criaturas de Dios, llamadas a reflejar, en la complementariedad de los sexos, la unidad interna del Creador. Ellos realizan esta tarea de manera singular, cuando cooperan con él en la transmisión de la vida, mediante la recíproca donación esponsal” (artículo 6 del documento).
En otro orden de cosas, la Iglesia “celebra en el sacramento del matrimonio el designio divino de la unión del hombre y de la mujer, unión de amor y capaz de dar vida. Sólo en la relación conyugal puede ser moralmente recto el uso de la facultad sexual. Por consiguiente, una persona que se comporta de manera homosexual obra inmoralmente”.
También la carta agrega: “Optar por una actividad sexual con la persona del mismo sexo equivale a anular el rico simbolismo y el significado, para no hablar de los fines, del designio del Creador en relación con la realidad sexual. La actividad homosexual no expresa una unión complementaria, capaz de transmitir la vida, y por lo tanto contradice la vocación a una existencia vivida en esa forma de autodonación que, según el evangelio, es la esencia misma de la vida cristiana. Esto no significa que las personas homosexuales no sean a menudo generosas y no se donen a sí mismas, pero cuando se empeñan en una actividad homosexual refuerzan dentro de ellas una inclinación sexual desordenada, en sí misma, caracterizada por la autocomplacencia”.
“Como sucede en cualquier otro desorden moral –continúa la carta-, la actividad homosexual impide la propia realización y felicidad porque es contraria a la sabiduría creadora de Dios”.
“La Iglesia –concluye el artículo 7-, cuando rechaza las doctrinas erróneas en relación con la homosexualidad, no limita sino que más bien defiende la libertad y la dignidad de la persona, entendidas de modo realístico y auténtico”.
El documento, en su capítulo 12, hace este interrogante: “¿Qué debe hacer entonces una persona homosexual que busca seguir al Señor?”. Y la respuesta es: “Sustancialmente, estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, uniendo al sacrificio de la cruz del Señor todo sufrimiento y dificultad que puedan experimentar a causa de su condición”.
Entre otras cosas, la carta “anima a los Obispos para que promuevan en sus diócesis una pastoral que, en relación con las personas homosexuales, esté plenamente de acuerdo con la enseñanza de la Iglesia”.
“Un auténtico programa pastoral ayudará a las personas homosexuales en todos los niveles de su vida espiritual, mediante los sacramentos y en particular a través de la frecuente y sincera confesión sacramental, mediante la oración, el testimonio, el consejo y la atención individual”.
Cabe señalar que el tema de la homosexualidad no se agota en estas líneas, pero es importante conocer qué dice la Iglesia Católica al respecto. Las personas homosexuales también son hijas de Dios que necesitan ser contenidas de una manera preferencial.

jueves, septiembre 11, 2008

Colecta Nacional Más por Menos


La Iglesia no habla de pobreza en clave de estrategia política

Santa Fe. - El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, invitó a participar con generosidad en la 39ª edición de la Colecta Nacional Más por Menos, que se llevará a cabo el próximo fin de semana (domingo 14 de septiembre) en todo el país con el lema “Tu ayuda me da esperanza”.
“Esta colecta, ya asumida por la sociedad, nos habla de un espíritu de comunión solidaria a nivel de país. Espíritu de comunión y compromiso solidario, son dos aspectos que se nutren de una misma certeza: todo hombre es mi hermano. No puedo pensarme moralmente aislado de los demás. Aquel ‘pensá en vos’ tan propio de una cultura individualista, quiebra los lazos de pertenencia y solidaridad. Por ello este llamado, que tiene una finalidad de ayuda bien concreta, busca también recrear los principios de una cultura solidaria”, explicó.
El prelado santafesino puntualizó que “el lema es un llamado a sostener la esperanza de nuestros hermanos más necesitados, que desgraciadamente son muchos, tal vez más de los que pensamos”, y destacó la gratitud que “uno escucha en los testimonios de la gente y de las comunidades que reciben esta ayuda”.
Tras señalar que “como la colecta es anónima, ante todo eleva al que la hace y para el que la recibe es certeza de que no está solo, es signo de esperanza”, se refirió a la realidad de la pobreza y la indigencia en nuestro país, que “lamentablemente no es un tema superado”.

La pobreza, de menor a mayor
“Las últimas mediciones del Barómetro de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica, que ofrece una gran seriedad estadística, nos habla que la curva descendente en que venía bajando la pobreza e indigencia se revierte a partir del segundo semestre del 2006 y comienza a subir, para llegar en el primer trimestre del 2008 a una Pobreza del 29,4 % e Indigencia del 11,9 %”, precisó.
El arzobispo reconoció que “es duro leer estos números, que se agravan cuando se habla del ‘déficit escolar y desigualdad en las condiciones de enseñanza y aprendizaje’”, y advirtió que “las franjas más pobres se encuentran en una situación de atraso cada vez mayor respecto a los hogares medios y altos. Si esta tendencia no se resuelve, el futuro social de nuestro país está comprometido”.
“En algunas ciudades parecería que vamos, tal vez sin darnos cuenta, a una sociedad dual. Es necesario conocer estos datos que nos permiten ver la realidad y tener referencias objetivas, para responder al presente y proyectar el futuro. Sólo la verdad engendra confianza, nos abre al diálogo y compromete”, aseguró.
Monseñor Arancedo dijo que esta realidad, “la Iglesia la conoce a través de un contacto directo por sus capillas y Cáritas a lo largo de todo el país”, y aclaró que “cuando habla de la realidad de la pobreza no lo hace en clave de estrategia política u opositora, sino como un deber de fidelidad al mensaje de Jesucristo que tuvo una opción preferencial por los más necesitados”.
“Esta Colecta quiere motivar la solidaridad de todo el pueblo argentino para acompañar a nuestros hermanos que hoy nos dicen: Tu ayuda me da esperanza”, concluyó.
Fuente: Agencia Informativa Católica Argentina (AICA)

martes, septiembre 09, 2008

Encuentro para 'Nuevos Dirigentes'


Asumir responsabilidades teniendo como eje el bien común

En la ciudad de Resistencia (Chaco), a principios de agosto próximo pasado, se llevó a cabo un Encuentro para ‘Nuevos Dirigentes’, organizado por la Comisión Episcopal de Pastoral Social.
El acontecimiento, al menos en los medios de comunicación social, no fue reflejado con la importancia debida, teniendo en cuenta que el tema era nada menos que: “Argentina: estrategia país. Pensando un proyecto de país; de permanente búsqueda del Bien Común”.
Los ‘invitados especiales’ a estas jornadas eran los jóvenes laicos que se encuentran involucrados en la vida social, política, sindical y miembros de movimientos eclesiales.
Por nuestra Arquidiócesis pudieron asistir jóvenes que se encuentran trabajando pastoralmente en la Iglesia “Jesús Nazareno”.
Uno de ellos, llamado Augusto Ledesma, comentó al Centro de Investigación y Capacitación Social (CICSO), dependiente del Arzobispado de Corrientes, que este encuentro fue desaprovechado por los jóvenes teniendo en cuenta su escasa participación en él.

Una opinión personal
Por su parte dio su opinión con respecto al título con que fue presentado esta jornada (‘Nuevos dirigentes’). “Yo considero que es muy difícil que en este país surjan nuevos dirigentes desde nuestros jóvenes, teniendo en cuenta que muchos de ellos, desde su niñez y adolescencia, no satisfacen las necesidades básicas”, señaló Ledesma. Y agregó: “Hoy somos testigos que muchos de nuestros niños y jóvenes no tienen para comer a diario, y también no tienen acceso a una buena educación. Me atrevo a decir que muchos llegan a adolescentes sin leer ni escribir”.
Asimismo Ledesma se refirió a aquellos jóvenes que sí tienen muchas más oportunidades que los que mencionamos arriba, pero carecen de participación y compromiso con la sociedad. “Los jóvenes que están aptos y pueden llegar a ser ‘nuevos dirigentes’, que poseen una cultura más elevada, etc., observo en ellos que no quieren estar comprometidos con lo social. Un ejemplo de ello son algunos universitarios, donde el Estado se ‘hace cargo’ de los estudios de estos jóvenes, pero ellos, como contrapartida de ese servicio, deberían dar una ayuda a nuestra sociedad, sin embargo, a veces, la realidad es otra”.
Por eso el joven Augusto exhortó a los jóvenes “a que se involucren más con la sociedad, que su militancia sea más apasionada. Yo sueño con una pastoral más abierta a los demás. Y que también nuestros dirigentes políticos, sindicales y gremiales, sepan acompañar a aquellos jóvenes que tienen vocación para desarrollar sus actividades en estos ámbitos”, indicó.

Los objetivos
Cabe señalar que este encuentro estuvo enmarcado dentro del trabajo realizado por la Pastoral Social de Argentina iniciado desde el año 2005 con el “Foro Debate Estrategia País”.
El objetivo último de esta jornada fue favorecer espacios para que los jóvenes laicos descubran su misión en conjunto en el momento actual, entendiendo como una herramienta fundamental de la búsqueda de consensos para un proyecto de país.
Estas son algunas líneas de conclusión que pudieron llegar los jóvenes que participaron en este encuentro:
“El aporte que podemos realizar, desde nuestra vocación de servicio, pasaría por un compromiso real con la gente en la función que nos toca desempeñar, con un verdadero y sincero servicio y asumir las responsabilidades pensando en el bien común”.
Estos son algunos valores que se conversó en el taller: la solidaridad, la cooperación, la lealtad y la fidelidad y la familia como principal formadora de valores.
También, por supuesto, no pudieron estar ausentes las dificultades y aportes que se está teniendo a nivel regional (NEA) para pensar en un proyecto país.
Pero más allá de los objetivos, conclusiones, etc., lo importante es destacar que se está buscando, por los medios más legítimos, que el joven argentino tome conciencia que, si queremos un país renovado, es necesario también que el joven dirigente se renueve y se comprometa con la gente pero con un espíritu nuevo, sano, no ‘contaminado’. Y para ello son necesarios estos tipos de encuentros. Quizás con la insistencia, hasta el cansancio, logremos que nuestros jóvenes tengan un protagonismo más relevante en los político, social, cultural, etc., donde sólo se piense en el ‘Bien Común’. Esa es la meta.

miércoles, septiembre 03, 2008

Foro 2008 en Huerta Grande (Córdoba)


Laicos se comprometen a una participación activa en lo social y político


Los laicos, provenientes de las diversas regiones del país, que participaron del Foro 2008 realizado en Huerta Grande, Córdoba, del 16 al 18 de agosto, con el lema: “Caminamos hacia el Bicentenario, por una Patria sin excluidos”, renovaron su compromiso de ser discípulos misioneros, y de participar activamente en lo social y en lo político en consonancia con la vocación personal.
También dijeron estar preocupados y ocupados “grandemente” por la pobreza y la exclusión de muchos argentinos, y anhelaron que el Bicentenario encuentre a todos “con las heridas más profundas, sanadas, con las deudas sociales más urgentes, saldadas; con los derechos de todos, ejercidos; con los proyectos en ejecución y las esperanzas, intactas; con el tejido social reconstruido en el bien común”.

Declaración final
Los laicos expresan en la declaración final:
1.- Asumimos plenamente un renovado compromiso de ser discípulos misioneros que ha sido confirmado en el acontecimiento de Aparecida.
2.- Que el camino hacia la celebración del Bicentenario nos encuentre llenos de entusiasmo por anunciar y vivir el evangelio.
3.- Nuestro compromiso irrenunciable de seguir trabajando por una “Nación cuya identidad sea la pasión por la Verdad y el compromiso por el bien común”.
4.- Nuestro compromiso al servicio de una vida digna y plena para todos.
5.- Que nos preocupa y nos ocupa grandemente la pobreza y la exclusión que sufren muchos de nuestros hermanos, a quienes reconocemos como hijos de Dios con dignidad, depositarios del Amor misericordioso del Padre.
6.- Que invitamos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a participar de un proceso de búsqueda de consensos, para llegar al Bicentenario con las heridas más profundas, sanadas; con las deudas sociales más urgentes, saldadas; con los derechos de todos, ejercidos; con los proyectos en ejecución y las esperanzas, intactas; con el tejido social reconstituido en el bien común.

El compromiso
Por su parte los laicos se comprometieron a:
- anunciar integralmente la riqueza transformadora del Evangelio.
- vivir coherentemente los valores del Reino.
- la sencillez de nuestro trabajo cotidiano.
- el respeto por los derechos de todos.
- nuestra participación activa en lo social y en lo político en consonancia con la vocación personal.
- aportar para que nuestros hermanos tengan una vida plena y feliz.

Fuente: Agencia Informativa Católica Argentina (AICA)

martes, septiembre 02, 2008

¿El amor muere cada vez más rápido?


El matrimonio, fundamento de la familia

Hace poco tiempo, en un medio gráfico local, dieron a conocer un artículo titulado: “El amor muere cada vez más rápido”.
Es que, según el informe periodístico, el Registro Provincial de las Personas, en Corrientes, arrojó datos de que unas ochenta parejas se casan por mes. Sin embargo, en ese tiempo, también un promedio de 50 parejas presentan demandas ante la Justicia para obtener el divorcio.
La pregunta que nos cabe hacer es la siguiente: en verdad, ¿el amor muere cada vez más rápido? Nos parece que existe un mal entendido cuando se habla de la palabra matrimonio. O bien, las personas que desean contraer matrimonio, desconocen sus derechos y obligaciones, o simplemente no tienen vocación para esa misión específica.
Hoy nuestra sociedad, muchas veces, nos quiere ‘convencer’ que ‘romper’ los lazos matrimoniales es algo ‘normal’ o ‘común’. En cambio para los cristianos sabemos que el matrimonio es un llamado de Dios y es una ‘empresa’ del Señor en el cual los cónyuges están dispuestos a colaborar con el Creador.

Lo que nos dice la DSI
El Centro de Investigación y Capacitación Social (CICSO), dependiente del Arzobispado de Corrientes, desea compartir con los lectores algunas consideraciones sobre el matrimonio a la luz del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI).
En la Segunda parte del Compendio de la DSI, en su capítulo quinto, punto II, nos habla del “Matrimonio, fundamento de la Familia”.
La DSI comienza diciendo que “la familia tiene su fundamento en la libre voluntad de los cónyuges de unirse en matrimonio, respetando el significado y los valores propios de esta institución, que no depende del hombre, sino de Dios mismo”.
En este párrafo la doctrina ya nos da una pista para entender que el matrimonio depende pura y exclusivamente de Dios y que no es una ‘empresa’ humana.
Más adelante aclara: “La institución matrimonial no es una creación debida a convenciones humanas o imposiciones legislativas, sino que debe su estabilidad al ordenamiento divino”.

El derecho natural al matrimonio
Asimismo es importante lo que señala en su artículo 216: “Ningún poder puede abolir el derecho natural al matrimonio ni modificar sus características ni su finalidad. El matrimonio tiene características propias, originarias y permanentes”.
Pese a los cambios permanentes que se producen en nuestra sociedad “existe un cierto sentido de la dignidad de la unión matrimonial, aunque no siempre se trasluzca con la misma claridad”.
Por eso es importante lo que resalta el Compendio mas adelante: “Esta dignidad ha de ser respetada en sus características específicas, que exigen ser salvaguardadas frente a cualquier intento de alteración de su naturaleza”.
Por su parte “el matrimonio tiene como rasgos característicos: la totalidad, en razón de la cual los cónyuges se entregan recíprocamente en todos los aspectos de la persona, físicos y espirituales; la unidad que los hace ‘una sola carne’; la indisolubilidad y la fidelidad que exige la donación recíproca y definitiva; la fecundidad a la que naturalmente está abierto”. Luego agrega: “El sabio designio de Dios sobre el matrimonio no puede ser juzgado exclusivamente a la luz de los comportamientos de hecho y de las situaciones concretas que se alejan de él”.
El amor conyugal se va a morir ‘rápido’ en la medida en que se pierdan de vista los rasgos característicos del matrimonio: totalidad, unidad, indisolubilidad, fidelidad y fecundidad. La persona que no está dispuesta a afrontar estos desafíos quiere decir que no está lista para el sacramento del matrimonio. Nuestros abuelos supieron entender bien esta ‘receta’, de allí su próspera y fecunda unión matrimonial.