

El lema de la Jornada fue “Hemos venido a adorarlo”, que se inició ya el año pasado con el recorrido por toda Alemania de la Cruz de la JMJ o “kreuzbewegt“, que significa “la cruz que mueve y se mueve”, como el símbolo que representa a toda la cristiandad mediante el sufrimiento, muerte y resurrección de Jesús. Esta modesta cruz de madera de casi 4 metros de alto, es cargada por los jóvenes como símbolo central de cada una de las jornadas.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
La historia nos remonta a 1986, cuando en la ciudad de Roma, Italia, se realizó la primera de estas jornadas, inaugurando así un ciclo de acontecimientos de fe y fiesta juveniles, que continuó el año siguiente en nuestro país, en Buenos Aires, con la presencia de un millón de participantes, y de Juan Pablo II, que instó a los jóvenes a contribuir a la construcción del mundo: “Así podéis construir la civilización de la vida y de la verdad, de la libertad y de la justicia, del amor, de la reconciliación y de la paz.”
Bajo la impresión de estas experiencias, el Papa dedicó un capítulo a la juventud en su Carta apostólica sobre los laicos, CHRISTIFIDELES LAICI, del 30 de diciembre de 1988:”La Iglesia tiene tantas cosas que decir a los jóvenes, y los jóvenes tienen tantas cosas que decir a la Iglesia. Este recíproco diálogo que se ha de llevar a cabo con gran cordialidad, claridad y valentía - favorecerá el encuentro y el intercambio entre las generaciones, y será fuente de riqueza y de juventud para la Iglesia y para la sociedad civil. “
(Fuente: AICA- Sitio Oficial de la JMJ)
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