UN PROYECTO CORRENTINO QUE INTENTA SACAR AL NIÑO DE LA CALLE
Se trata de un grupo de voluntarios y profesionales que dependen de la Dirección de Minoridad y Familia. Su objetivo es detectar a niños que son explotados en las calles por padres, tutores o comerciantes y rescatarlos de ellas. Todo ciudadano correntino podrá denunciar casos similares comunicándose al “Teléfono del Niño”, es decir a la línea 102. El Centro de Investigación y Capacitación Social (CICSO), dialogó con el coordinador del proyecto, Daniel Sarradell, para conocer detalles de este trabajo silencioso que se está realizando en las arterias de esta ciudad.
En Corrientes existen muchos grupos de personas que hacen algo por el prójimo, pero a veces no se conoce o no trascienden en los medios masivos de comunicación social.
El proyecto Tutoría de Inclusión y Acompañamiento Social (TIAS) es uno de ellos. En verdad, más se lo conoce como “Tíos y Tías”, que depende de la Dirección de Minoridad y Familia.
El Centro de Investigación y Capacitación Social (CICSO), dependiente del Arzobispado de Corrientes, dialogó con el coordinador del proyecto, Daniel Sarradell, para comentarnos sobre esta actividad que hace tiempo se inició en esta ciudad pero que hoy se están observando los frutos.
Sarradell comenzó aclarando que el proyecto se llama “Tutoría de Inclusión y Acompañamiento Social (TIAS)”, “pero los chicos nos dicen a todos nosotros a cada instante ‘tíos o tías’, por eso lo usamos con un doble propósito a esa sigla”, respondió.
Si bien no pertenece a su área de trabajo estrictamente, Sarradell comentó que están colaborando permanentemente con el así denominado “Teléfono del Niño” cuya línea es el 102. “Todos los que llaman a esa línea que es gratuita podrán realizar denuncias. ¿Quiénes pueden hacerlo? Cualquier niño, joven o adulto que detecte que los derechos del niño no son respetados”, aclaró.
Un tratamiento integral
El coordinador de TIAS también aclaró que detrás de una denuncia se abocan al trabajo numerosos voluntarios y profesionales (asistentes sociales, médicos, psicólogos, etc.). “Todo lo que tiende a ayudar a la familia para un desarrollo normal y armónico está disponible en la Dirección de Minoridad y Familia”, dijo a manera de slogan.
Sarradell volvió a comentar en el programa radial “Tendiendo Redes” (martes de 19 a 20 por FM San Cayetano) que “todas las áreas están trabajando en forma conjunta con la problemática del niño porque un problema minúsculo significa el tratamiento de varias áreas. Nosotros hacemos un tratamiento integral al chico y luego a la familia”, explicó.
“La línea 102 está trabajando muy bien”. Así lo dejó entrever el joven, aunque señaló que “no faltan los graciosos que recurren a la línea para burlarse o molestar”.
En forma clara y contundente, Sarradell dijo que las oficinas de los voluntarios y profesionales del proyecto “son las calles. Los chicos del proyecto “TIAS” trabajan en la calle los 365 días del año. Nosotros recorremos todas las arterias céntricas y avenidas en búsqueda de los chicos que están “trabajando” en las calles. Una vez que lo identificamos, nos acercamos a ellos y tratamos que nos tomen confianza. Luego le preguntamos cómo se llaman y dónde viven. Finalmente abordamos a las familias y comenzamos a trabajar con ellas”.
Lo que dice la OIT
Luego recordó que existen dos convenciones muy importantes por parte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que prohíbe el trabajo infantil. Ellas son: niños menores de 14 años no podrán ser explotados por trabajo; y la otra es que menciona todas las actividades a las que no podrán ser sometidos. “Nosotros trabajamos en base a estas convenciones. Somos partidarios que el niño debe llevar una vida de niño y no de adulto”.
Por su parte Sarradell, estudiante de Medicina y padre de un hijo de siete años, hizo mención de cómo la sociedad a veces perjudica, sin querer, a un niño cuando le entrega monedas en la calle. “Cuando un automovilista o cualquier persona le entrega una moneda a un niño, ese niño al día siguiente tiene que llevar la misma cantidad de dinero o mas a sus casas, y comienzan a abandonar los estudios. Es que son chicos de entre 8 y 10 años que comienzan a ‘tomarle el gusto’ a la calle. Esos pibes, dentro de 10 años, ya no van a generar lástima, nadie le va a dar una moneda y además no conocen otro oficio más que el de pedir y tampoco van a tener una educación que le permita insertarse en la comunidad, con esto quiero decir que al dar monedas a un niño estamos creando un grave daño a ese chico y a su familia en forma indirecta”.
Interesantes estadísticas
Luego Sarradell recurrió a las estadísticas para darnos un panorama de cómo está marchando el proyecto en Corrientes. “El año pasado, cuando me hice cargo de la continuación de este proyecto, de los 170 chicos identificados en la calle, logramos rescatar a 124. Con el resto seguimos trabajando porque son familias con muchos conflictos”. Con respecto a la campaña de los billetitos de dos pesos, añadió: “De 327 vehículos que estuvimos observando en una hora, solamente 42 le dieron monedas. Esto habla a las claras que la campaña funciona”.
En otro momento del diálogo el futuro médico fue contundente al señalar que “el primer eslabón” con que ellos están abocados “es el chico”; el segundo, “es la escuela, dado que ellos tienen las mismas preocupaciones que nosotros por ese niño. Los maestros de los niños nos dan un panorama de la constitución de sus respectivas familias y, a partir de allí, nosotros comenzamos a trabajar con ellas. Con esa información llegamos a la casa. Nosotros les explicamos a las familias los peligros que corren sus hijos al permanecer en las calles. Además les contamos que desde la Dirección le ayudamos al chico a que se inserte en una escuela”, subrayó.
Importante experiencia
Finalmente comentó una interesante experiencia que tuvieron con una conocida cadena de supermercados aquí en Corrientes. “Hemos tenido denuncias que una cadena de supermercados de esta ciudad hacía trabajar a menores. Nosotros visitamos a directivos, charlamos con ellos y le hicimos ver los riesgos que corren los niños. Por suerte este señor entendió el mensaje y rápido le transmitió nuestra preocupación a la cúpula directiva. Lo cierto es que hoy ya no vemos trabajando a niños por monedas en esos lugares. También tuvimos serios reclamos por parte de los padres de esos chicos para que ellos pudieran volver a trabajar en los supermercados. Tal como hicimos con los empresarios, le explicamos a los padres los riesgos que corren sus hijos cuando están expuestos en la calle. Finalmente ellos entendieron y ahora esos niños volvieron a sus hogares a llevar una vida que le es propia a su edad”, concluyó.
Se trata de un grupo de voluntarios y profesionales que dependen de la Dirección de Minoridad y Familia. Su objetivo es detectar a niños que son explotados en las calles por padres, tutores o comerciantes y rescatarlos de ellas. Todo ciudadano correntino podrá denunciar casos similares comunicándose al “Teléfono del Niño”, es decir a la línea 102. El Centro de Investigación y Capacitación Social (CICSO), dialogó con el coordinador del proyecto, Daniel Sarradell, para conocer detalles de este trabajo silencioso que se está realizando en las arterias de esta ciudad.
En Corrientes existen muchos grupos de personas que hacen algo por el prójimo, pero a veces no se conoce o no trascienden en los medios masivos de comunicación social.
El proyecto Tutoría de Inclusión y Acompañamiento Social (TIAS) es uno de ellos. En verdad, más se lo conoce como “Tíos y Tías”, que depende de la Dirección de Minoridad y Familia.
El Centro de Investigación y Capacitación Social (CICSO), dependiente del Arzobispado de Corrientes, dialogó con el coordinador del proyecto, Daniel Sarradell, para comentarnos sobre esta actividad que hace tiempo se inició en esta ciudad pero que hoy se están observando los frutos.
Sarradell comenzó aclarando que el proyecto se llama “Tutoría de Inclusión y Acompañamiento Social (TIAS)”, “pero los chicos nos dicen a todos nosotros a cada instante ‘tíos o tías’, por eso lo usamos con un doble propósito a esa sigla”, respondió.
Si bien no pertenece a su área de trabajo estrictamente, Sarradell comentó que están colaborando permanentemente con el así denominado “Teléfono del Niño” cuya línea es el 102. “Todos los que llaman a esa línea que es gratuita podrán realizar denuncias. ¿Quiénes pueden hacerlo? Cualquier niño, joven o adulto que detecte que los derechos del niño no son respetados”, aclaró.
Un tratamiento integral
El coordinador de TIAS también aclaró que detrás de una denuncia se abocan al trabajo numerosos voluntarios y profesionales (asistentes sociales, médicos, psicólogos, etc.). “Todo lo que tiende a ayudar a la familia para un desarrollo normal y armónico está disponible en la Dirección de Minoridad y Familia”, dijo a manera de slogan.
Sarradell volvió a comentar en el programa radial “Tendiendo Redes” (martes de 19 a 20 por FM San Cayetano) que “todas las áreas están trabajando en forma conjunta con la problemática del niño porque un problema minúsculo significa el tratamiento de varias áreas. Nosotros hacemos un tratamiento integral al chico y luego a la familia”, explicó.
“La línea 102 está trabajando muy bien”. Así lo dejó entrever el joven, aunque señaló que “no faltan los graciosos que recurren a la línea para burlarse o molestar”.
En forma clara y contundente, Sarradell dijo que las oficinas de los voluntarios y profesionales del proyecto “son las calles. Los chicos del proyecto “TIAS” trabajan en la calle los 365 días del año. Nosotros recorremos todas las arterias céntricas y avenidas en búsqueda de los chicos que están “trabajando” en las calles. Una vez que lo identificamos, nos acercamos a ellos y tratamos que nos tomen confianza. Luego le preguntamos cómo se llaman y dónde viven. Finalmente abordamos a las familias y comenzamos a trabajar con ellas”.
Lo que dice la OIT
Luego recordó que existen dos convenciones muy importantes por parte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que prohíbe el trabajo infantil. Ellas son: niños menores de 14 años no podrán ser explotados por trabajo; y la otra es que menciona todas las actividades a las que no podrán ser sometidos. “Nosotros trabajamos en base a estas convenciones. Somos partidarios que el niño debe llevar una vida de niño y no de adulto”.
Por su parte Sarradell, estudiante de Medicina y padre de un hijo de siete años, hizo mención de cómo la sociedad a veces perjudica, sin querer, a un niño cuando le entrega monedas en la calle. “Cuando un automovilista o cualquier persona le entrega una moneda a un niño, ese niño al día siguiente tiene que llevar la misma cantidad de dinero o mas a sus casas, y comienzan a abandonar los estudios. Es que son chicos de entre 8 y 10 años que comienzan a ‘tomarle el gusto’ a la calle. Esos pibes, dentro de 10 años, ya no van a generar lástima, nadie le va a dar una moneda y además no conocen otro oficio más que el de pedir y tampoco van a tener una educación que le permita insertarse en la comunidad, con esto quiero decir que al dar monedas a un niño estamos creando un grave daño a ese chico y a su familia en forma indirecta”.
Interesantes estadísticas
Luego Sarradell recurrió a las estadísticas para darnos un panorama de cómo está marchando el proyecto en Corrientes. “El año pasado, cuando me hice cargo de la continuación de este proyecto, de los 170 chicos identificados en la calle, logramos rescatar a 124. Con el resto seguimos trabajando porque son familias con muchos conflictos”. Con respecto a la campaña de los billetitos de dos pesos, añadió: “De 327 vehículos que estuvimos observando en una hora, solamente 42 le dieron monedas. Esto habla a las claras que la campaña funciona”.
En otro momento del diálogo el futuro médico fue contundente al señalar que “el primer eslabón” con que ellos están abocados “es el chico”; el segundo, “es la escuela, dado que ellos tienen las mismas preocupaciones que nosotros por ese niño. Los maestros de los niños nos dan un panorama de la constitución de sus respectivas familias y, a partir de allí, nosotros comenzamos a trabajar con ellas. Con esa información llegamos a la casa. Nosotros les explicamos a las familias los peligros que corren sus hijos al permanecer en las calles. Además les contamos que desde la Dirección le ayudamos al chico a que se inserte en una escuela”, subrayó.
Importante experiencia
Finalmente comentó una interesante experiencia que tuvieron con una conocida cadena de supermercados aquí en Corrientes. “Hemos tenido denuncias que una cadena de supermercados de esta ciudad hacía trabajar a menores. Nosotros visitamos a directivos, charlamos con ellos y le hicimos ver los riesgos que corren los niños. Por suerte este señor entendió el mensaje y rápido le transmitió nuestra preocupación a la cúpula directiva. Lo cierto es que hoy ya no vemos trabajando a niños por monedas en esos lugares. También tuvimos serios reclamos por parte de los padres de esos chicos para que ellos pudieran volver a trabajar en los supermercados. Tal como hicimos con los empresarios, le explicamos a los padres los riesgos que corren sus hijos cuando están expuestos en la calle. Finalmente ellos entendieron y ahora esos niños volvieron a sus hogares a llevar una vida que le es propia a su edad”, concluyó.
1 comentario:
Muy buen artículo
Publicar un comentario