La relación del hombre con la naturaleza, no es un tema nuevo, podemos decir que ambos, creados por Dios para complementarse y completar así su obra, están vigentes desde los orígenes mismos del mundo. Pero hoy, esa relación parece haber perdido su equilibrio, su armonía, ¿qué está ocurriendo?: cuando el hombre interfiere en la naturaleza, arbitrariamente, abusando de los medios que le brinda la técnica, desplazando del centro a la Persona y el Bien Común, teniendo como única meta el enriquecimiento y el aumento de capital, provoca la reacción de la naturaleza y de los pueblos. Bastaría que hojeáramos los periódicos locales y del mundo para obtener ejemplos próximos o lejanos.
El Papa Juan Pablo II, en el discurso pronunciado en oportunidad del “Congreso Internacional sobre Ambiente y Salud” (24 de marzo de 1997) se refería al tema en estos términos: “La época moderna ha experimentado la creciente capacidad de intervención transformadora del hombre. El aspecto de conquista y explotación de los recursos ha llegado a predominar y a extenderse, y amenaza hoy la misma capacidad de acogida del medio ambiente: el ambiente como “recurso” pone en peligro el ambiente como “casa”. A causa de los poderosos medios que brinda la civilización tecnológica, a veces parece que el equilibrio hombre – ambiente ha alcanzado un punto crítico”. El Magisterio de la Iglesia, ya en otros documentos, destaca la responsabilidad humana de preservar un ambiente íntegro y sano para todos, pero es en este discurso, donde podemos apreciar su visión y propuesta de solución para tan grave problema: “La humanidad de hoy, si logra conjugar las nuevas capacidades científicas con una fuerte dimensión ética, ciertamente será capaz de ‘promover el ambiente como casa y como recurso’, a favor del hombre y de todos los hombres; de eliminar los factores de contaminación; y de asegurar condiciones de adecuada higiene y salud tanto para pequeños grupos como para grandes asentamientos humanos. La tecnología que contamina, también puede descontaminar; la producción que acumula, también puede distribuir equitativamente, a condición de que prevalezca la ética del respeto a la vida, a la dignidad del hombre y a los derechos de las generaciones humanas, presentes y futuras”. Al referirse a la responsabilidad de los gobernantes decía: “Corresponde a cada Estado, en el ámbito de su propio territorio, la función de prevenir el deterioro de la atmósfera y de la biosfera, controlando entre otras cosas, los resultados que producen los adelantos tecnológicos, y ofreciendo a los ciudadanos la garantía de no verse expuestos a agentes contaminantes o residuos tóxicos”.Que bueno sería que la lectura de estos pensamientos nos lleven a reflexionar sobre el valor del cuidado del medio ambiente, del que somos todos responsables, cada uno desde el lugar en el que nos toque actuar, como ciudadanos, dirigentes sociales, políticos, gobernantes; tratando de conciliar siempre, las exigencias del necesario desarrollo económico con el presente y el futuro del género humano.
martes, mayo 30, 2006
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