La trascendencia del acto eleccionario exige una gran transparencia
“Buenas tardes señora. Disculpe que la moleste pero estoy logrando reunir a 15 personas en mi lista para ir a votar el próximo domingo. No se preocupe si usted no es afiliada a nuestro partido, nosotros solamente queremos que usted se acerque a las urnas y vote por ……….(aquí va el nombre del candidato). Me olvidé de comentarle que gracias a su generosidad obtendrá una caja de mercaderías. ¿Acepta nuestra propuesta?”.
Así se dirigía una puntera política a una ciudadana en un barrio de nuestra ciudad, convenciéndola para que su voto sea ‘utilizado’ a favor de ese candidato.
Finalmente la historia concluyó en que esa señora ama de casa votó ese domingo a cambio de una caja de mercaderías. Esto ocurrió en el marco de unas elecciones internas. En verdad, esto se da en cualquier partido político.
Si de esta manera volvemos a comenzar a hacer campaña en nuestra Provincia de cara a las Elecciones 2009, vamos por el camino equivocado.
No perder la memoria
Por eso es importante recordar lo que nos dijeron nuestros Obispos al término de la 93º asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), más precisamente en el documento denominado “Exhortación sobre compromiso ciudadano y elecciones”, el 28 de abril de 2007.
En su apartado número II, punto Nº 6, que se refiere a “las próximas elecciones”, nuestros Pastores nos recordaban la importancia que tiene un acto eleccionario.
“La trascendencia del acto eleccionario –manifestaron- exige una gran transparencia, que lo aleje de prácticas demagógicas y presiones indebidas, como el clientelismo y la dádiva, que desvirtúan su profundo significado y degradan la cultura cívica”. Y más adelante agrega: “Por otra parte, es obligación del ciudadano controlar la gestión del gobernante”.
No a la dádiva
La palabra de nuestra Iglesia es más que clara. Es importante subrayar este concepto: el clientelismo y la dádiva ‘desvirtúan’ el profundo significado de un acto eleccionario y, por si esto fuera poco, ‘degradan la cultura cívica’.
Esas personas que son llamadas “punteras políticas”, supervisadas por otras de ‘mayor rango’, bajo el estricto control de hombres llegados al candidato, sólo perjudican nuestra Democracia. Estas actitudes puestas en práctica no colaboran para que Corrientes sea una Provincia mejor.
Es de lamentar que, muchos ciudadanos, por razones económicas, se ven obligados a ‘aceptar la propuesta’.
Corrientes, a esta altura de las circunstancias, se debería encontrar con otra realidad para no caer en viejos errores. Ya nos decía otro de los documentos de nuestra Iglesia para cambiar esta vieja y triste realidad: “La Nación requiere gestos de grandeza”. Fue en el marco de la reunión extraordinaria de la Comisión Permanente de la CEA el 5 de junio de 2008. Entre todos colaboremos para desterrar estas viejas prácticas que sólo conducen al error y a una mayor pobreza.
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