Un comedor que se transformó, en 48 horas, en un hospital
Fue en el Comedor Nº 48 del barrio Pueblito Buenos Aires. Allí, profesionales y estudiantes asistieron a numerosos niños en el marco de un sistema preventivo de salud. La respuesta de la gente fue satisfactoria. De esta manera se concluyó la primera etapa.
Corrientes, 19 de mayo de 2008. – Un comedor de un barrio pobre de esta ciudad se convirtió, al menos por 48 horas, en un hospital público.
Es que se llevó a cabo, con una muy buena respuesta de la gente, el sistema preventivo de salud en el barrio Pueblito Buenos Aires, más exactamente en el Comedor Nº 48.
De esta manera el equipo interdisciplinario de profesionales del Instituto de Medicina Regional (IMR), dependiente de la UNNE, cumplió con su primer objetivo de prevenir o detectar casos de desnutrición, parasitosis, tuberculosis, salud bucal, entre otros.
Cabe señalar que el proyecto antes mencionado fue aprobado por el Consejo Federal de Ciencia y Tecnología (COFECYT) de la Nación.
El Centro de Investigación y Capacitación Social (CICSO), dependiente del Arzobispado de Corrientes, estuvo presente en uno de los días del operativo, y comprobó la grata respuesta de la gente a este proyecto.
Para tener más detalles de este trabajo en equipo, dialogamos con el coordinador de esta iniciativa, doctor Daniel Merino, quien señaló que el proyecto “se elaboró proponiendo conocer, en dos etapas, el perfil de desnutrición de niños en distintos barrios carenciados de la ciudad de Corrientes”.
El objetivo
Luego manifestó que el operativo se propone concretar “en barrios donde hay más problemas de salud, como por ejemplo el “17 de Agosto”, “San Marcos”, entre otros”.
El objetivo es “conocer el perfil nutricional, por un lado, y la posibilidad de parasitosis, por otro; también detectar si existen casos de anemias y problemas de salud bucal”.
Merino indicó que para este trabajo se han traído “equipos especializados en cada uno de estos aspectos, y han trabajando en forma organizada para tener un perfil de situación de estos chicos”.
Hasta aquí la primera etapa. Luego se vendrá la segunda parte de este proyecto que es “trabajar sobre los líderes comunitarios que más influyen en esta población para generar un sistema de información corriente, regular y metódico, con los organismos que están más capacitados para la detección temprana de chicos en situación crítica y, por que no, de familias”, explicó.
La empresa, según el profesional, les llevará “un año y medio o más. Acá (por el Comedor Nº 48) estamos trabajando con el apoyo de Vilma (Lezcano), que es la responsable del comedor comunitario”.
Grata respuesta
Los profesionales médicos y estudiantes, según el doctor Merino, quedaron muy satisfechos por la respuesta de la gente. “En verdad tuvimos una respuesta poblacional espectacular. Nos llamó la atención la respuesta y la voluntad de la gente. También una respuesta muy buena por parte de los profesionales que nos están acompañando y del personal del comedor comunitario y de la comunidad en general”.
Finalmente Merino destacó el aporte del CICSO. “Nosotros estamos sumamente agradecidos a ustedes porque sin su apoyo no se hubiese concretado lo que hoy estamos viviendo”, concluyó.
El Buen Samaritano
Ante la enfermedad y el dolor de las personas, la Iglesia siempre nos llama a estar más cerca de ellas, tal como lo testimonia la parábola evangélica del ‘Buen Samaritano’. “Además hoy, incluso en los mismos hospitales y nosocomios católicos, se hace cada vez más numerosa, y quizás también total y exclusiva, la presencia de fieles laicos, hombres y mujeres. Precisamente ellos, médicos, enfermeros, otros miembros del personal sanitario, voluntarios, están llamados a ser la imagen viva de Cristo y de su Iglesia en el amor a los enfermos y los que sufren”, reza al concluir el capítulo 53 (‘Los enfermos y los que sufren’), de la Exhortación Apostólica Post Sinodal sobre la vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo.
Fue en el Comedor Nº 48 del barrio Pueblito Buenos Aires. Allí, profesionales y estudiantes asistieron a numerosos niños en el marco de un sistema preventivo de salud. La respuesta de la gente fue satisfactoria. De esta manera se concluyó la primera etapa.
Corrientes, 19 de mayo de 2008. – Un comedor de un barrio pobre de esta ciudad se convirtió, al menos por 48 horas, en un hospital público.
Es que se llevó a cabo, con una muy buena respuesta de la gente, el sistema preventivo de salud en el barrio Pueblito Buenos Aires, más exactamente en el Comedor Nº 48.
De esta manera el equipo interdisciplinario de profesionales del Instituto de Medicina Regional (IMR), dependiente de la UNNE, cumplió con su primer objetivo de prevenir o detectar casos de desnutrición, parasitosis, tuberculosis, salud bucal, entre otros.
Cabe señalar que el proyecto antes mencionado fue aprobado por el Consejo Federal de Ciencia y Tecnología (COFECYT) de la Nación.
El Centro de Investigación y Capacitación Social (CICSO), dependiente del Arzobispado de Corrientes, estuvo presente en uno de los días del operativo, y comprobó la grata respuesta de la gente a este proyecto.
Para tener más detalles de este trabajo en equipo, dialogamos con el coordinador de esta iniciativa, doctor Daniel Merino, quien señaló que el proyecto “se elaboró proponiendo conocer, en dos etapas, el perfil de desnutrición de niños en distintos barrios carenciados de la ciudad de Corrientes”.
El objetivo
Luego manifestó que el operativo se propone concretar “en barrios donde hay más problemas de salud, como por ejemplo el “17 de Agosto”, “San Marcos”, entre otros”.
El objetivo es “conocer el perfil nutricional, por un lado, y la posibilidad de parasitosis, por otro; también detectar si existen casos de anemias y problemas de salud bucal”.
Merino indicó que para este trabajo se han traído “equipos especializados en cada uno de estos aspectos, y han trabajando en forma organizada para tener un perfil de situación de estos chicos”.
Hasta aquí la primera etapa. Luego se vendrá la segunda parte de este proyecto que es “trabajar sobre los líderes comunitarios que más influyen en esta población para generar un sistema de información corriente, regular y metódico, con los organismos que están más capacitados para la detección temprana de chicos en situación crítica y, por que no, de familias”, explicó.
La empresa, según el profesional, les llevará “un año y medio o más. Acá (por el Comedor Nº 48) estamos trabajando con el apoyo de Vilma (Lezcano), que es la responsable del comedor comunitario”.
Grata respuesta
Los profesionales médicos y estudiantes, según el doctor Merino, quedaron muy satisfechos por la respuesta de la gente. “En verdad tuvimos una respuesta poblacional espectacular. Nos llamó la atención la respuesta y la voluntad de la gente. También una respuesta muy buena por parte de los profesionales que nos están acompañando y del personal del comedor comunitario y de la comunidad en general”.
Finalmente Merino destacó el aporte del CICSO. “Nosotros estamos sumamente agradecidos a ustedes porque sin su apoyo no se hubiese concretado lo que hoy estamos viviendo”, concluyó.
El Buen Samaritano
Ante la enfermedad y el dolor de las personas, la Iglesia siempre nos llama a estar más cerca de ellas, tal como lo testimonia la parábola evangélica del ‘Buen Samaritano’. “Además hoy, incluso en los mismos hospitales y nosocomios católicos, se hace cada vez más numerosa, y quizás también total y exclusiva, la presencia de fieles laicos, hombres y mujeres. Precisamente ellos, médicos, enfermeros, otros miembros del personal sanitario, voluntarios, están llamados a ser la imagen viva de Cristo y de su Iglesia en el amor a los enfermos y los que sufren”, reza al concluir el capítulo 53 (‘Los enfermos y los que sufren’), de la Exhortación Apostólica Post Sinodal sobre la vocación y misión de los laicos en la Iglesia y en el mundo.
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