viernes, mayo 23, 2008

Ante la coyuntura provincial y nacional


“NOS DEBEMOS UNA REFLEXIÓN SERIA Y RESPONSABLE”

Así lo manifestó el arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik, en su mensaje por el Día del Trabajador. El prelado correntino resaltó también que “el diálogo social debe ser una convicción básica y un instrumento indispensable para todos los niveles de gestión institucional de la sociedad”.

Corrientes, 23 de mayo de 2008. – La Iglesia no cesa de orientar el camino que debería emprender todo ciudadano en la sociedad.
Un ejemplo de ello fueron las palabras del arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik, en el marco del ‘Día del Trabajador’.
Conociendo la realidad social, no sólo de nuestra Provincia, sino también del país, nuestro Pastor nos aconsejó, como argentinos, que “nos debemos una reflexión seria y responsable sobre las causas que la provocan, mediante una oportuna y adecuada participación de todos los sectores sociales”.
Es que cada vez más, en distintos puntos del país, se suceden cortes de rutas, para reclamar mejoras salariales. Así lo expresó el prelado correntino: “Los días agitados que vivimos entre marchas, cortes de caminos, de rutas y puentes, reclamando legítimas mejoras salariales, reflejan la dificultad estructural que tenemos para prevenir esas situaciones”.
“La presión social –continuó monseñor- que producen esas opciones extremas no se resuelve sólo administrando políticamente la coyuntura”. Por eso el Arzobispo sugirió que “nos debemos una reflexión seria y responsable” sobre estos aspectos sociales tan candentes en nuestro país.

El diálogo social
Luego mencionó el diálogo social como una de las vías de solución a los problemas. “El diálogo social, que tanto necesitamos y que es imprescindible para lograr consensos y crecer como comunidad humana, debe ser una convicción básica y un instrumento indispensable para todos los niveles de gestión institucional en la sociedad”.
Monseñor Stanovnik también mencionó párrafos del Documento Conclusivo de Aparecida donde hace referencia a la cuestión social. “El Papa nos recordaba en Aparecida que las estructuras justas son una condición sin la cual no es posible un orden justo en la sociedad, y agregaba que esas estructuras no nacen ni funcionan sin un consenso moral de la sociedad sobre los valores fundamentales y sobre la necesidad de vivir estos valores con las necesarias renuncias, incluso contra el interés personal, para concluir afirmando que, donde Dios está ausente, estos valores no se muestran con toda su fuerza ni se produce un consenso sobre ellos”, indicó.
Pese al panorama desalentador que se suscita en algunos momentos en la sociedad, no obstante la Iglesia se alegra siempre “por la buena noticia de la dignidad y sentido de la actividad humana, que nos viene de Dios Creador, de Jesús, el hijo del carpintero, junto a su padre José y a su madre María, ama de casa”.
Asimismo nuestro Pastor suplicó a la Sagrada Familia para “aprender de ellos a vivir responsablemente nuestro trabajo y poner todo nuestro talento y recursos para que a nadie le falte trabajo digno, remuneración equitativa y justa”, abogó.

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