Trabajo y Salario
La realidad social siempre compleja en la que vivimos, nos obliga a estar atentos ante los cambios que en ella se operan, y poder interpretar los hechos que la caracterizan, aportando la dosis de esperanza y solidaridad para iluminar las situaciones actuales.
Las informaciones periodísticas de las última semanas, dan cuenta de una generalizada movilización de los trabajadores de diferentes sectores y áreas de servicios – tanto a nivel nacional como provincial- en reclamo de salarios justos, que sin dudas genera un estado de inquietud social.
Como laicos sabemos que en la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) podemos encontrar los principios de reflexión, los criterios de juicio y las directrices de acción como base para promover un humanismo integral y solidario, es por ello que a partir de la lectura de los documentos del Magisterio de la Iglesia, buscamos los elementos que puedan iluminar las realidades sociales que hoy nos tocan vivir.
En el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, en su capítulo VI que se refiere a “El trabajo humano”, punto V, “Derecho de los Trabajadores”, menciona: a) El derecho a la justa remuneración y distribución de la renta . En ella podemos leer: “La remuneración es el instrumento mas importante para practicar la justicia en las relaciones laborales. El salario justo es el fruto legítimo del trabajo….comete grave injusticia quien lo niega o no lo da a su debido tiempo y en la justa proporción del trabajo realizado. La remuneración del trabajo debe ser tal que permita al hombre y a su familia una vida digna en el plano material, social, cultural y espiritual teniendo presentes el puesto de trabajo y la productividad de cada uno así como las condiciones de la empresa y el bien común. Los derechos humanos que brotan del trabajo, entran dentro del mas complejo contexto de los derechos fundamentales de la persona".
Directamente relacionado al tema se encuentra también la equidad en la distribución de la renta. Al respecto la DSI nos dice: “El bienestar económico de un país no se mide exclusivamente por la cantidad de bienes producidos, sino también por el modo en que se producen y el grado de equidad en la distribución de la renta. Un bienestar económico se alcanza también con adecuadas políticas sociales de redistribución de la renta que tengan en cuenta los méritos y necesidades de todos los ciudadanos”.
Teniendo en cuenta estos criterios, en la circunstancia histórica que nos toca vivir, seria bueno que nuestros gobernantes, nuestros representantes -servidores públicos- se preguntaran, y respondieran con honestidad ¿los salarios en la Provincia de Corrientes son equitativos? Hay relación entre lo que percibe un Diputado, un Senador, un Juez, un concejal, un maestro, un médico, un enfermero, un empleado de la administración provincial o municipal?
Releyendo el Documento Conclusivo de Aparecida (p121) es oportuno recordar: “El desempleo, la injusta remuneración del trabajo, y el vivir sin trabajar, son contrarios al designio de Dios. El discípulo y misionero, respondiendo a este designo, promueven la dignidad del trabajador y del trabajo, el justo reconocimiento de sus derechos y deberes, y desarrollan la cultura del trabajo y denuncian toda injusticia”. Esta es nuestra misión y nuestro desafío.
La realidad social siempre compleja en la que vivimos, nos obliga a estar atentos ante los cambios que en ella se operan, y poder interpretar los hechos que la caracterizan, aportando la dosis de esperanza y solidaridad para iluminar las situaciones actuales.
Las informaciones periodísticas de las última semanas, dan cuenta de una generalizada movilización de los trabajadores de diferentes sectores y áreas de servicios – tanto a nivel nacional como provincial- en reclamo de salarios justos, que sin dudas genera un estado de inquietud social.
Como laicos sabemos que en la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) podemos encontrar los principios de reflexión, los criterios de juicio y las directrices de acción como base para promover un humanismo integral y solidario, es por ello que a partir de la lectura de los documentos del Magisterio de la Iglesia, buscamos los elementos que puedan iluminar las realidades sociales que hoy nos tocan vivir.
En el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, en su capítulo VI que se refiere a “El trabajo humano”, punto V, “Derecho de los Trabajadores”, menciona: a) El derecho a la justa remuneración y distribución de la renta . En ella podemos leer: “La remuneración es el instrumento mas importante para practicar la justicia en las relaciones laborales. El salario justo es el fruto legítimo del trabajo….comete grave injusticia quien lo niega o no lo da a su debido tiempo y en la justa proporción del trabajo realizado. La remuneración del trabajo debe ser tal que permita al hombre y a su familia una vida digna en el plano material, social, cultural y espiritual teniendo presentes el puesto de trabajo y la productividad de cada uno así como las condiciones de la empresa y el bien común. Los derechos humanos que brotan del trabajo, entran dentro del mas complejo contexto de los derechos fundamentales de la persona".
Directamente relacionado al tema se encuentra también la equidad en la distribución de la renta. Al respecto la DSI nos dice: “El bienestar económico de un país no se mide exclusivamente por la cantidad de bienes producidos, sino también por el modo en que se producen y el grado de equidad en la distribución de la renta. Un bienestar económico se alcanza también con adecuadas políticas sociales de redistribución de la renta que tengan en cuenta los méritos y necesidades de todos los ciudadanos”.
Teniendo en cuenta estos criterios, en la circunstancia histórica que nos toca vivir, seria bueno que nuestros gobernantes, nuestros representantes -servidores públicos- se preguntaran, y respondieran con honestidad ¿los salarios en la Provincia de Corrientes son equitativos? Hay relación entre lo que percibe un Diputado, un Senador, un Juez, un concejal, un maestro, un médico, un enfermero, un empleado de la administración provincial o municipal?
Releyendo el Documento Conclusivo de Aparecida (p121) es oportuno recordar: “El desempleo, la injusta remuneración del trabajo, y el vivir sin trabajar, son contrarios al designio de Dios. El discípulo y misionero, respondiendo a este designo, promueven la dignidad del trabajador y del trabajo, el justo reconocimiento de sus derechos y deberes, y desarrollan la cultura del trabajo y denuncian toda injusticia”. Esta es nuestra misión y nuestro desafío.
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