viernes, noviembre 17, 2006

UN DOC QUE NOS INVITA A REFLEXIONAR

Iglesia y Estado

La Iglesia no puede actuar como lo hizo siempre porque muchas veces lo hizo mal. El Gobierno no puede silenciar las críticas porque, cuando lo hizo, también le fue mal.

Por Gustavo Morello sj (Universidad Católica de Córdoba). - Hay relaciones entre la religión y la política, y son distintas a las que se dan entre las Iglesias y el Estado, que son también diferentes a las que hay entre los Obispos y la dirigencia de un país.
Religión y política. El problema de confundir una cosa con otra, o de usar en un ámbito los conceptos de otro, no es nuevo, ni un invento argentino. El estruendoso silencio del progresismo europeo ante la afirmación de Benedicto XVI en Alemania muestra que la política europea no vacilará en usar, nuevamente, a la religión cristiana para defender sus fronteras y atender el problema que suponen las migraciones, que han dejado a Europa sin ideas ni ideales. Después de excluir el dato histórico de la influencia cristiana en su proyectada Constitución, Europa no vacilará un aglutinarse bajo el nombre "cristiano" para expresar lo que no se anima a decir en voz alta.
Ante el vacío de ideas, el riesgo está en usar la religión como ideología política. A su vez, para los creyentes europeos, sería un error pensar que la gente se transforma en religiosa, cuando lo que busca es una expresión política de lo que siente. Más aún, para la religión el riesgo está en confundir la adhesión a una idea política como si ésta fuese un dogma, o pretender imponer en la política verdades que son religiosas.
Iglesia y Estado. La Iglesia ha pensado que dialogando con la política se pueden solucionar los problemas estructurales de una sociedad. Esto es en cierta medida consecuencia del modelo de cristiandad, aquel en el que el poder religioso controlaba al político y daba forma cristiana a una sociedad.
En la cristiandad, uno pertenecía a una religión por haber nacido en ese grupo en ese territorio, y por eso se suponía que la ley religiosa era aceptada, y por lo tanto imponible a todos. Este modelo empieza a ser criticado en el siglo XVI. Católicos y protestantes eran conscientes del mismo problema: la religión impuesta por afuera no movía a los corazones de los hombres. La filiación eclesial impuesta atentaba contra el sentimiento religioso.
A mediados del siglo XX se produjo un cambio importante en la mentalidad católica, con la teología que surgió del Concilio Vaticano II y terminó con ese modelo político eclesial. Creo que es insostenible, en la letra y el espíritu del Concilio, pretender que el Estado siga sosteniendo el culto católico. El Estado es de todos los ciudadanos argentinos, de los que practican alguna religión y de los que no practican ninguna. En todo caso se les podría preguntar explícitamente a los ciudadanos si están o no de acuerdo con eso. Pero, sobre todo, me parece mal: es una responsabilidad nuestra, como católicos; el sostenimiento del culto es una muestra de compromiso con la fe.
Otro anacronismo en la relación con el Estado es, desde el punto de vista del catolicismo que busca la paz y el diálogo entre los pueblos, la vicaría castrense con obispo y clero autónomo, con sueldo del Estado y grado militar. U optamos en serio por una coherente postura no violenta o dejamos de rasgarnos las vestiduras cuando fieles cristianos (o de otras religiones) toman las armas para defender una causa que consideran divina. Si la violencia es mala, y eso creo, es mala para todos. Es anti-evangélico un clero castrense.

Estado e Iglesia

Desde el punto de vista del Estado, también hay cosas que tienen que ser corregidas. El Estado no puede pretender que una Iglesia no se meta: ninguna Iglesia es indiferente de lo que pasa con la gente y el país.
El Gobierno no puede pretender que la Iglesia no hable de la injusticia estructural argentina (hablar de "crisis" esconde el hecho de un sistema económico y social regresivo e injusto, permanente en nuestra comunidad) cuando agrupaciones como Cáritas, y otras organizaciones de diferentes credos, ayudan al Estado a paliar la indigencia. Si grupos religiosos emprenden proyectos sociales, muchas veces financiados por el Estado, es por la imposibilidad del Estado de atender eficientemente ese problema, tanto en remediar la emergencia como en solucionar sus causas. Dicho directamente: si nos ayudan a atender a los lastimados, que no nos pidan silencio ante las condiciones que provocan los accidentes.
Hay momentos de coyuntura en los que la intervención política directa de la Iglesia intenta impedir un mal social. Es el caso de Joaquín Piña en Misiones. Su intervención en una asamblea constituyente (como en la Primera Junta en 1810, en la declaración de la Independencia de 1816, en la Constitución de 1853 con el obispo Esquiú como su gran difusor, como De Nevares en 1994) es para evitar la perpetuación en el poder de un gobierno cualquiera. Es una actuación en defensa de la ley fundamental de la democracia, de la alternancia y la transparencia política. No es una intervención partidaria, política, sino a nivel de organización del Estado.
Es cierto que es una acción de "asistencialismo institucional". Que un miembro de la jerarquía eclesial sea candidato es una situación de excepción ante el avance sobre una ley fundamental de la convivencia democrática, y la ausencia de oposición o mecanismos institucionales que permitan el debate serio. Es una solución asistencial, creo, porque el problema estructural sigue presente.

1 comentario:

Unknown dijo...

Mira la religión es algo privado de las personas, y hay muchas religiones que ayudan mucho a los individuaos a moverse en el mundo real. Incluso muchos no practican ninguna religioón. El Estado es uno y es de todos. Todas las religiones son admisibles pero es contraproducente para todos defender posiciones religiosas en la política. Más bien: creo que cada uno puede tener las fuentes de su pensamiento donde sea: una religión u otra creencia, o la opinión de otra persona. Peero para todos nos resulta imposible deliberar con quienes tienen posturas religiosas. Yo defiendo muchos de los principios de muchas religiones (no todos) pero entiendan loe religiosos que así no se puede deliberar. Para un laico es imposible Dejemos la religión y sus visiones dentro del ámbito privado. Horacio.