viernes, noviembre 17, 2006

EN GOYA Y EN DEPARTAMENTOS VECINOS

La precaria tenencia de la
tierra preocupa al Interior


La Pastoral Rural de la Diócesis de Goya dio a conocer a organismos oficiales y a la opinión pública en general su preocupación por la situación de la tenencia de la tierra en Goya y departamentos vecinos. Ella señala que existe una “precariedad y falta de garantías” que “acarrea problemas muy graves a las familias campesinas” de ese sector de la Provincia.

Mercedes (enviado especial). – Nuestros hermanos de la Pastoral Rural de la Diócesis de Goya están preocupados. Es que la situación provocada por la precaria tenencia de la tierra en la segunda ciudad de Corrientes y en departamentos vecinos ‘no los deja dormir’.
Ellos denuncian que existe en ese sector de la Provincia una “precariedad y falta de garantías”. Por tal motivo muchas familias campesinas se encuentran hoy atravesando una situación difícil que “con su esfuerzo sostenido y perseverante, extraen de la tierra los frutos que constituyen la producción local generadora de las riquezas genuinas que conforman la base de nuestra economía regional”.
Este manifiesto se dio a conocer en el Encuentro Provincial sobre Reforma Constitucional, Ordenamiento Territorial, Ambiente e Iberá, que se realizó en la Asociación de la Industria y el Comercio de la ciudad de Mercedes, y que luego tomó estado público a través de los medios masivos de comunicación.
La Pastoral considera a la tierra como “un don preciado, un derecho inalienable que tenemos los seres humanos, porque si carecemos de ella no tendría sentido el Derecho al Trabajo, mediante el cual transformamos la naturaleza”.
También ella expresó que “el Derecho de Propiedad es claramente reconocido por nuestra Iglesia, pero no en forma absoluta, sino con la aclaración de que pesa sobre todos los bienes una hipoteca social o sea que existe una limitación clara e inexcusable a su ejercicio, porque forman parte del bien común”.
Cabe señalar que la Pastoral Rural de Goya ha sido conformada por decisión del Obispo de esa Diócesis, monseñor Ricardo Oscar Faifer, mediante la solicitud de miles de campesinos, dado que “están viviendo la angustia de carecer de tierras, viendo con aflicción que desde el Estado Nacional y Provincial, no existe una real preocupación por formular una política que favorezca a los pequeños productores”.
“Los problemas avanzan día a día –denuncia la Pastoral- mientras los hombres con responsabilidades de Gobierno parecieran ser sordos y ciegos a los reclamos generalizados de la sociedad, sin ver el empobrecimiento dramático de nuestros campos; el éxodo de miles de jóvenes que anualmente se van de la Provincia en busca de un destino mejor; la extranjerización alarmante de nuestras mejores tierras, en especial en la zona aledaña a nuestros Esteros del Iberá y, lo que es peor, cometiéndose serios atropellos contra los más débiles. Es evidente que esta situación no sería posible sin la complicidad de algunos correntinos poderosos”.


Los desalojos injustos

En sólo tres puntos la Pastoral Rural de Goya expresa qué persigue, a qué se opone y qué solicita. Ellos son:
1) Que este organismo eclesial se ha constituido con la finalidad dedicar sus mayores esfuerzos a la tarea de defender la justicia basada en los derechos de los más débiles y construir la paz que todos necesitamos. Que quede claro que nuestro objetivo es evitar conflictos y no provocarlos. Los provocadores son los que destruyen la solidaridad social y el amor al prójimo, atentando contra la vigencia de los derechos humanos consagrados a nivel universal y expresamente contemplados por nuestra Constitución Nacional.
2) Nos oponemos y repudiamos los desalojos injustos que atentan contra la paz social, aumentan los sufrimientos de los pobres y son una clara expresión de la soberbia y la codicia, de quienes actúan sin respetar los derechos de sus semejantes.
3) Solicitamos expresamente se suspendan tales desalojos y que la situación vuelva a su estado anterior, para que las familias expulsadas de sus tierras vuelvan a ellas y sigan trabajando para poder obtener su sustento diario y criar a sus hijos. Mientras tanto debemos rescatarlas del olvido y la marginación, reubicándolas en lugares apropiados y con las mismas condiciones anteriores para colocar sus producciones.

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