“TODA POLÍTICA DE ESTADO DEBE ESTABLECER COMO PRIORIDAD QUE NO FALTE EL TRABAJO”
Así lo manifestó en su homilía en ese entonces nuestro arzobispo (hoy arzobispo emérito) de la Arquidiócesis de Corrientes, monseñor Domingo Salvador Castagna, en el marco de una peregrinación de los trabajadores al Santuario de San Cayetano. También agregó que “la desocupación (…) es un mal que requiere ser erradicado aunque suponga el esfuerzo honesto de redistribuir las enormes riquezas de la tierra y de los talentos”.
Corrientes, 30 de abril de 2008. – El próximo jueves se celebra el ‘Día del Trabajador’. En ese marco, el Centro de Investigación y Capacitación Social (CICSO), dependiente del Arzobispado de Corrientes, quiere retomar algunos conceptos interesantes que pronunció en ese entonces nuestro Arzobispo (hoy arzobispo emérito), monseñor Domingo Salvador Castagna, en una de las peregrinaciones de los trabajadores al Santuario de San Cayetano, para su respectivo análisis y reflexión, en estos tiempos tan convulsionados que está viviendo la sociedad correntina.
En uno de sus párrafos, monseñor Castagna señaló que “los más débiles, los carentes de suficientes recursos económicos, están sufriendo las variadas formas de la única esclavitud”. Y precisamente esa esclavitud que fue señalada por nuestro Pastor emérito “no es superado a fuerza de plata y poder”. Se trata del “persistente egoísmo, encaramado en el poder, en la nueva cultura y en la educación”.
Valores espirituales por sobre los materiales
Luego dio una catequesis sobre los valores y dijo: “Los valores espirituales superan en importancia todo valor material, por más necesario que sea para la vida que se desarrolla en esta dimensión de tiempo y espacio”.
Posteriormente fue más allá de ese pensamiento y señaló: “…el sentido auténtico de los valores que percibimos con nuestro intelecto y alcanzamos con nuestra mirada y tacto, está en los valores invisibles y espirituales que la fe hace accesibles a quienes creen en Dios”.
Seguidamente se refirió al trabajo diciendo que éste “es un derecho y una obligación. Como derecho de todos, la organización de la sociedad debe abrir fuentes dignas que aseguren su satisfacción”.
Por eso nuestro hoy arzobispo emérito fue contundente y subrayó: “Toda política de estado debe establecer como prioridad que no falte el trabajo. La desocupación, habitualmente provocada por malas administraciones y desacertadas opciones económicas, es un mal que requiere ser erradicado aunque suponga el esfuerzo honesto de redistribuir las enormes riquezas de la tierra y de los talentos”.
La conversión
En otro párrafo de su homilía, monseñor Castagna dio a conocer algunas líneas para que los correntinos vayan trabajando para lograr una mejor convivencia social: “Es preciso convertirse a la relación fraterna, a la justicia bien administrada, al poder que no discrimine, al respeto de toda persona; excluyendo, para ello, la maledicencia, la calumnia, la campaña sucia y la complicidad del silencio ante el delito y la corrupción”.
“El trabajo –prosiguió-, dignificado por el ser humano que lo realiza, es una respuesta que trasciende a los eventuales responsables de la política y de la economía”.
A continuación, también mencionó la relación existente entre el trabajo y lo divino. “El trabajo como respuesta humana toca a Dios, Supremo Creador y Señor de la historia. Él es su justo Juez, sabe recompensar el bien obrar y sancionar a quienes han obrado mal (y no se arrepienten)”.
Estos fueron algunos pensamientos de monseñor Castagna correspondientes al 12 de agosto de 2007. Hoy ya estamos en el año 2008 y la historia pareciera no cambiar mucho. Por eso el CICSO quiso compartir estas reflexiones de cara al ‘Día del Trabajador’, sabiendo que el trabajo es algo que dignifica al hombre, y sin él, la persona no se puede realizar como tal.
Así lo manifestó en su homilía en ese entonces nuestro arzobispo (hoy arzobispo emérito) de la Arquidiócesis de Corrientes, monseñor Domingo Salvador Castagna, en el marco de una peregrinación de los trabajadores al Santuario de San Cayetano. También agregó que “la desocupación (…) es un mal que requiere ser erradicado aunque suponga el esfuerzo honesto de redistribuir las enormes riquezas de la tierra y de los talentos”.
Corrientes, 30 de abril de 2008. – El próximo jueves se celebra el ‘Día del Trabajador’. En ese marco, el Centro de Investigación y Capacitación Social (CICSO), dependiente del Arzobispado de Corrientes, quiere retomar algunos conceptos interesantes que pronunció en ese entonces nuestro Arzobispo (hoy arzobispo emérito), monseñor Domingo Salvador Castagna, en una de las peregrinaciones de los trabajadores al Santuario de San Cayetano, para su respectivo análisis y reflexión, en estos tiempos tan convulsionados que está viviendo la sociedad correntina.
En uno de sus párrafos, monseñor Castagna señaló que “los más débiles, los carentes de suficientes recursos económicos, están sufriendo las variadas formas de la única esclavitud”. Y precisamente esa esclavitud que fue señalada por nuestro Pastor emérito “no es superado a fuerza de plata y poder”. Se trata del “persistente egoísmo, encaramado en el poder, en la nueva cultura y en la educación”.
Valores espirituales por sobre los materiales
Luego dio una catequesis sobre los valores y dijo: “Los valores espirituales superan en importancia todo valor material, por más necesario que sea para la vida que se desarrolla en esta dimensión de tiempo y espacio”.
Posteriormente fue más allá de ese pensamiento y señaló: “…el sentido auténtico de los valores que percibimos con nuestro intelecto y alcanzamos con nuestra mirada y tacto, está en los valores invisibles y espirituales que la fe hace accesibles a quienes creen en Dios”.
Seguidamente se refirió al trabajo diciendo que éste “es un derecho y una obligación. Como derecho de todos, la organización de la sociedad debe abrir fuentes dignas que aseguren su satisfacción”.
Por eso nuestro hoy arzobispo emérito fue contundente y subrayó: “Toda política de estado debe establecer como prioridad que no falte el trabajo. La desocupación, habitualmente provocada por malas administraciones y desacertadas opciones económicas, es un mal que requiere ser erradicado aunque suponga el esfuerzo honesto de redistribuir las enormes riquezas de la tierra y de los talentos”.
La conversión
En otro párrafo de su homilía, monseñor Castagna dio a conocer algunas líneas para que los correntinos vayan trabajando para lograr una mejor convivencia social: “Es preciso convertirse a la relación fraterna, a la justicia bien administrada, al poder que no discrimine, al respeto de toda persona; excluyendo, para ello, la maledicencia, la calumnia, la campaña sucia y la complicidad del silencio ante el delito y la corrupción”.
“El trabajo –prosiguió-, dignificado por el ser humano que lo realiza, es una respuesta que trasciende a los eventuales responsables de la política y de la economía”.
A continuación, también mencionó la relación existente entre el trabajo y lo divino. “El trabajo como respuesta humana toca a Dios, Supremo Creador y Señor de la historia. Él es su justo Juez, sabe recompensar el bien obrar y sancionar a quienes han obrado mal (y no se arrepienten)”.
Estos fueron algunos pensamientos de monseñor Castagna correspondientes al 12 de agosto de 2007. Hoy ya estamos en el año 2008 y la historia pareciera no cambiar mucho. Por eso el CICSO quiso compartir estas reflexiones de cara al ‘Día del Trabajador’, sabiendo que el trabajo es algo que dignifica al hombre, y sin él, la persona no se puede realizar como tal.