LOS LAICOS NO PUEDEN ABDICAR DE PARTICIPAR EN LA VIDA POLÍTICA
El obispo de Santiago del Estero, monseñor Francisco Polti, presidió recientemente la celebración de la Fiesta Chica del Señor de los Milagros de Mailín. En su homilía, el prelado se refirió al trabajo como medio de santificación del hombre y al compromiso del cristiano con la vida social y política como dos formas de "poner en alto la cruz de Cristo en nuestras vidas".
"Como discípulos-misioneros de Jesucristo tenemos la gran tarea de poner en lo más alto no sólo en nuestras vidas y actividades, sino también en la vida de aquellos que caminan junto con nosotros, la Cruz, que permitirá que Cristo atraiga todas las cosas hacia Él", señaló. "Pero diversos interrogantes se nos presentan ante esta afirmación: ¿qué significa poner en alto la cruz de Cristo en nuestras vidas? ¿Cómo lo hago y con qué medios cuento?". Al respecto, indicó que hay "bastantes realidades de la sociedad en la que nos movemos, que necesitan poner bien en alto el ejemplo iluminador del Señor Jesús y el anuncio de su Buena Nueva. Es a través del testimonio y la actividad evangelizadora de cada uno como el Evangelio puede penetrar en los distintos ámbitos sociales: en la familia, en el trabajo, en la cultura, en el deporte, en la vida social y política, en la educación…".
"No puedo abordar todos estos contenidos donde el cristiano", señaló, "tiene que levantar en alto la cruz de Cristo, ya que me extendería demasiado. En esta oportunidad quiero detenerme en el trabajo, debido a la importancia que tiene en la vida del hombre como medio de su santificación; y también, en el compromiso del cristiano con la vida social y política, movido por las cercanas elecciones del mes de octubre".
En cuanto al "trabajo como espacio de santificación", afirmó que "el primer paso será tomar conciencia del valor positivo que posee el trabajo como experiencia de transformación del mundo, del propio hombre que lo realiza y como espacio de santificación" y destacó la necesidad de recordar que no se trata de "un mero apéndice de la vida, como un sacrificio o esfuerzo de la voluntad, como una renuncia a sí mismo, y menos como un castigo" sino que "Dios creó al hombre y a la mujer para que trabajaran; y el mismo Jesús dedicó gran parte de su vida a la profesión que había aprendido de san José, a cuyo cuidado quedó la Sagrada Familia en la tierra". Por ese motivo pidió al Señor de Mailín "que todos tengamos un trabajo con el cual se pueda sacar adelante de modo digno la familia".
Vida social y política
Al referirse al "compromiso con la vida social y política", monseñor Polti subrayó. "Como discípulos-misioneros de Cristo, dispuestos a poner su Cruz en lo alto de todas las actividades, tenemos que asumir con valentía el compromiso con la vida social y política, sobre todo en estos momentos donde nuestro pueblo se prepara para las elecciones presidenciales de octubre".
Y recordó a los laicos que "no pueden abdicar de la participación en la vida política" porque "nuestra patria y cada uno de nosotros que la integramos, tenemos que esforzarnos ‘para no sucumbir ante las insidias del materialismo y del egoísmo, sino para construir en torno a Cristo un consenso moral sobre los valores fundamentales que hacen posible la construcción de una sociedad justa’".
Por último reiteró los "desafíos que nos comprometen como ciudadanos" y que los obispos argentinos pusieron de manifiesto en la última asamblea plenaria: la vida, la familia, la primacía del bien común, la inclusión de todos los ciudadanos, el federalismo, y el diálogo y el consenso como política de estado.
"Una tarea política no fundamentada en valores morales es contraria a la persona y a la sociedad; podría ocasionar algunas mejoras, pero la experiencia muestra que frecuentemente las injusticias producidas son mayores de las que se quieren corregir", concluyó.
(Fuente: Agencia Informativa Católica Argentina –AICA-)
El obispo de Santiago del Estero, monseñor Francisco Polti, presidió recientemente la celebración de la Fiesta Chica del Señor de los Milagros de Mailín. En su homilía, el prelado se refirió al trabajo como medio de santificación del hombre y al compromiso del cristiano con la vida social y política como dos formas de "poner en alto la cruz de Cristo en nuestras vidas".
"Como discípulos-misioneros de Jesucristo tenemos la gran tarea de poner en lo más alto no sólo en nuestras vidas y actividades, sino también en la vida de aquellos que caminan junto con nosotros, la Cruz, que permitirá que Cristo atraiga todas las cosas hacia Él", señaló. "Pero diversos interrogantes se nos presentan ante esta afirmación: ¿qué significa poner en alto la cruz de Cristo en nuestras vidas? ¿Cómo lo hago y con qué medios cuento?". Al respecto, indicó que hay "bastantes realidades de la sociedad en la que nos movemos, que necesitan poner bien en alto el ejemplo iluminador del Señor Jesús y el anuncio de su Buena Nueva. Es a través del testimonio y la actividad evangelizadora de cada uno como el Evangelio puede penetrar en los distintos ámbitos sociales: en la familia, en el trabajo, en la cultura, en el deporte, en la vida social y política, en la educación…".
"No puedo abordar todos estos contenidos donde el cristiano", señaló, "tiene que levantar en alto la cruz de Cristo, ya que me extendería demasiado. En esta oportunidad quiero detenerme en el trabajo, debido a la importancia que tiene en la vida del hombre como medio de su santificación; y también, en el compromiso del cristiano con la vida social y política, movido por las cercanas elecciones del mes de octubre".
En cuanto al "trabajo como espacio de santificación", afirmó que "el primer paso será tomar conciencia del valor positivo que posee el trabajo como experiencia de transformación del mundo, del propio hombre que lo realiza y como espacio de santificación" y destacó la necesidad de recordar que no se trata de "un mero apéndice de la vida, como un sacrificio o esfuerzo de la voluntad, como una renuncia a sí mismo, y menos como un castigo" sino que "Dios creó al hombre y a la mujer para que trabajaran; y el mismo Jesús dedicó gran parte de su vida a la profesión que había aprendido de san José, a cuyo cuidado quedó la Sagrada Familia en la tierra". Por ese motivo pidió al Señor de Mailín "que todos tengamos un trabajo con el cual se pueda sacar adelante de modo digno la familia".
Vida social y política
Al referirse al "compromiso con la vida social y política", monseñor Polti subrayó. "Como discípulos-misioneros de Cristo, dispuestos a poner su Cruz en lo alto de todas las actividades, tenemos que asumir con valentía el compromiso con la vida social y política, sobre todo en estos momentos donde nuestro pueblo se prepara para las elecciones presidenciales de octubre".
Y recordó a los laicos que "no pueden abdicar de la participación en la vida política" porque "nuestra patria y cada uno de nosotros que la integramos, tenemos que esforzarnos ‘para no sucumbir ante las insidias del materialismo y del egoísmo, sino para construir en torno a Cristo un consenso moral sobre los valores fundamentales que hacen posible la construcción de una sociedad justa’".
Por último reiteró los "desafíos que nos comprometen como ciudadanos" y que los obispos argentinos pusieron de manifiesto en la última asamblea plenaria: la vida, la familia, la primacía del bien común, la inclusión de todos los ciudadanos, el federalismo, y el diálogo y el consenso como política de estado.
"Una tarea política no fundamentada en valores morales es contraria a la persona y a la sociedad; podría ocasionar algunas mejoras, pero la experiencia muestra que frecuentemente las injusticias producidas son mayores de las que se quieren corregir", concluyó.
(Fuente: Agencia Informativa Católica Argentina –AICA-)
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