miércoles, julio 25, 2007

Pobreza y exclusión


MONSEÑOR CASTAGNA EXHORTÓ A UN COMPROMISO SERIO Y A UN SOCORRO GENEROSO

Lo pronunció en la homilía con motivo del 107º aniversario de la Coronación Pontificia de la imagen de nuestra Señora de Itatí. Nuestro Pastor manifestó que “la Iglesia, ante el espectáculo bochornoso de la exclusión y la inequidad, procura exponer el mensaje inalterable del Evangelio”. Ante centenares de miles de fieles, dijo que esto “no parece bastar” y agregó que “la palabra necesita la contundencia del compromiso y del socorro generoso hacia quienes están inmersos en esas inocultables franjas de pobreza y exclusión”.

(Itatí). – Un claro tinte social tuvo parte de la homilía del arzobispo de Corrientes, monseñor Domingo Salvador Castagna, con motivo del 107º aniversario de la Coronación Pontificia de la imagen de nuestra Señora de Itatí, que tuvo lugar en el pueblo que lleva ese nombre.
Como nos tiene acostumbrados en sus alocuciones, nuestro Pastor se refirió una vez más sobre pobreza, exclusión e inequidad.
En su segundo párrafo de su homilía, el prelado correntino comenzó diciendo que la “solicitud materna (de Itatí) se refiere a quienes componemos esta sociedad, exponente de contradictorias actitudes y de anhelos que oscilan entre egoístas despilfarros y encomiables servicios a los más pobres”.
Más adelante dijo que “la Iglesia, ante el espectáculo bochornoso de la exclusión y la inequidad, procura exponer el mensaje inalterable del Evangelio”.
Luego se sinceró diciendo que lo mencionado en el párrafo anterior “no parece bastar” y agregó: “La palabra necesita la contundencia del compromiso y del socorro generoso hacia quienes están inmersos en esas inocultables franjas de pobreza y exclusión”.
Como ejemplo evangélico, el Arzobispo menciona cuando María visita a su prima Isabel, “y lo seguirá haciendo con los seguidores de su Hijo y con la Iglesia primitiva”.
“Pero la misión –prosigue- que le corresponde adquiere su definición cuando se concreta la perfecta comunión entre ella (María) y su divino Hijo Resucitado. Ahora se ocupa de los más pobres y desheredados. Manifiesta una verdadera predilección por los humildes que asocia a su materna solicitud por los excluidos en el injusto y deplorable intento actual de construir un mundo para algunos”.

Como sociedad, ser más samaritanos
Por otra parte, nuestro Pastor, en su alocución radial correspondiente al XVº domingo durante el año, se refirió a la parábola del Buen Samaritano. Monseñor Castagna señaló que “el samaritano pospone todos sus intereses para ofrecer su incondicional servicio humanitario al hombre herido y despojado”.
En ese marco el Arzobispo se refirió a la delincuencia que hoy azota a nuestra sociedad. “Estamos dolorosamente acostumbrados a esos ataques de la delincuencia que dejan un tendal de muertos y de heridos. Corremos el riesgo de comportarnos como el sacerdote y el levita del impactante relato. La actitud del samaritano se vuelve creativa y eficaz”.
“Como sociedad –principalmente quienes han recibido la misión de prevenir y resolver los graves problemas de la inseguridad - debemos ser más samaritanos. Para ello será preciso oponerse a la indiferencia y a la cobardía. Hay muchos heridos en el camino de la historia: niños, trabajadores, ancianas y ancianos jubilados, familias completas. La irracional delincuencia no respeta a nadie y obra con total impunidad”.
Por eso exhortó a los fieles con estas palabras: “Es la hora de ser samaritanos en la serena y firme ejecución de la ley, en el fortalecimiento de la seguridad pública y en la adecuada preparación de los agentes del orden y de la justicia. También se requiere excluir del público comportamiento la complicidad del silencio y del "no te metás".

La cultura de la solidaridad
En otro párrafo de su alocución llamó a promover la cultura de la solidaridad y del respeto al orden establecido. “Nadie niega que existen causas profundas cuyo abordaje sufre una irresponsable dilación. Surgen tantos reclamos; se pide reforzar económica y socialmente áreas cuya desatención repercute en la vida común. Me refiero a la educación, al cuidado de los enfermos - escuchando los justos reclamos de quienes se dedican a esas áreas vitales - y a la recuperación de alcohólicos y drogadictos. La enfermedad psíquica, espiritual y física está socavando el depósito de los valores que distinguen a este nobilísimo pueblo”.
Dijo más adelante que “es responsabilidad de todos llevar la salud a las personas, sobre todo a los niños y a los jóvenes. Es conveniente no distraerse de esta principal tarea. De su cumplimiento depende la supervivencia y el desarrollo de nuestro pueblo”.
También nuestro Pastor tuvo un llamado de atención para los bautizados que no tienen coherencia entre fe y vida. “La presencia del Misterio cristiano parece diluirse a causa de fuertes agresiones internas y externas. No se toman en serio los Mandamientos de Dios y se descuidan, entre los mismos bautizados, los auxilios espirituales ofrecidos constantemente por la Iglesia”.
En ese sentido, monseñor Castagna dio la receta para concretar propuestas inteligentes. “Es preciso aunar voluntades en pos de objetivos comunes y de ideales que reciban el consentimiento inteligente de la gente honesta. Se pierde el tiempo cuando se critica sin aportar o cuando se prejuzga la intención de los otros sin acercar el propio empeño. Un pueblo laborioso es como el padre de familia "que saca de sus reservas lo viejo y lo nuevo".

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