Políticas públicas y participación popular
¿Cómo encarar la cuestión de las políticas públicas desde las organizaciones sociales? ¿Qué límites, tensiones y desafíos se manifiestan? Estas son algunas preguntas que surgieron en el IV Encuentro Espacio NOA que, lejos de cerrar dichos interrogantes, interpela a la construcción de preguntas para la acción. El Centro de Investigación y Capacitación Social ofrece a sus lectores, en esta edición, algunas consideraciones para su reflexión.
1. Asumir las contradicciones
Aparecen, a veces, preocupaciones respecto a las contradicciones que hay en las distintas políticas públicas. La preocupación es válida, siempre y cuando no esperemos que las políticas no sean contradictorias. En una sociedad compleja como la de Argentina, si queremos que las políticas sean una cuestión política, necesariamente van a ser contradictorias.
La pregunta no es si son contradictorias o no, sino qué podemos hacer con esas contradicciones. No podemos esperar que todas las políticas vayan en el mismo sentido. Sí podemos esperar un cierto grado de coherencia, pero no que ésta desemboque en políticas configuradas exactamente como nosotros queremos. Porque de ser así, lo que estaríamos pretendiendo es eliminar el conflicto de la cuestión política. Por lo tanto, eliminar la política.
2. Las luchas por el sentido
Nos preguntamos también por el sentido de las políticas. El problema no es entender o descubrir qué sentido tienen las políticas. Se trata de disputar ese sentido. Porque si esperamos que el sentido venga hecho, sencillamente no tenemos ningún lugar en esas políticas.
Es decir: no esperar que las políticas sean claras y transparentes, sino asumir que no lo van a ser y pelear para que tengan una u otra dirección.
3. Los caminos del cambio: superar esencialismos
¿De dónde estamos suponiendo que vienen los cambios? ¿Por qué suponemos que todos los cambios que vienen de abajo son buenos? Los cambios vienen de quienes deciden cambiar. No surgen siempre desde abajo hacia arriba. Y no siempre que vienen de abajo son buenos. Lo sabemos por experiencia.
Suponemos que la sociedad está abajo y el Estado está arriba. Y eso no es necesariamente así. El poder es complejo. No es un ascensor.
Si miramos la sociedad argentina, los cambios no han venido necesariamente desde abajo. Y cuando han venido desde abajo, no necesariamente han sido liberadores, emancipadores, democratizantes.
Actualmente, en unas cuantas áreas de problemáticas y de conflictos en nuestro país, la sociedad está por detrás del Estado.
Hay que pensar cuál es nuestra idea de cambio social, de cambio democrático, y ver qué significa eso en relación a las expectativas que tenemos de los distintos sectores.
4. Transformar lo que somos
¿Cómo hacemos para transformar la gramática neoliberal que todavía tenemos para hablar del Estado, la sociedad civil, las organizaciones y la política?
Seguimos hablando en términos bastante neoliberales. No sólo Menem, Cavallo, De la Rúa, hablan en términos neoliberales. Nosotros también. No es nada más la sociedad “no concientizada”. Las organizaciones sociales, y quizás muy especialmente las organizaciones socio-comunitarias, estamos muy formateadas por el neoliberalismo.
Debemos asumir esto y cambiarlo. ¿Cómo hacemos para pensar este problema, no como algo que está afuera, sino en referencia a cómo nosotros pensamos y hablamos de estas cosas?
5. Ampliación y articulación de las políticas
En la gramática neoliberal de la política pública, las únicas políticas que nos incumben a las organizaciones sociales son –en el mejor de los casos– las vinculadas a la lucha contra la pobreza. Todas las demás nos son casi ajenas.
Las políticas públicas que tenemos que trabajar son de diverso tipo. ¿Cómo hacer para que aquellas que nos incumben no sean sólo las del Ministerio de Desarrollo Social? Éstas últimas son el punto de partida de nuestra experiencia. Que no sean nuestro techo.
(Fuente: www.nuevatierra.org.ar)
lunes, julio 17, 2006
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