LOS CRISTIANOS Y LA POLÍTICA
Hay todavía una tentación sutil para los cristianos que están en política: renunciar a la construcción de un modelo global de sociedad y de Estado, para contentarse con actuar y vivir en lo pre político y en lo social.No se puede negar la importancia de este tipo de presencia. “Sin embargo, es claro que este modo de presencia y de servicio no es suficiente. Si se encierran en el ámbito social y de la actuación caritativa, daríamos la imagen de ciudadanos que reniegan de su misión. La política aspira a influir en el “ethos” de la sociedad de todos, con la creación de las condiciones que promueven la participación de cada uno en el progreso social, civil, moral y espiritual.”
Por tanto, sería grave que los católicos, a cambio de obtener un subsidio a la escuela no estatal o cualquier otra ventaja en los problemas que tiene en su corazón la Iglesia, llegaran a dejar la actividad política, dejando a otros actuar en el proyecto global de sociedad. Un comportamiento de este tenor ayudaría quizás a “obtener un éxito parcial en la defensa de un determinado valor, pero sólo por el mercadeo, no como resultado de una maduración y de un convencimiento de la importancia que tiene para la vida de todos. Por tanto, si los cristianos se apartan del camino de las fuerzas políticas para defender intereses parciales, estaríamos ante una fractura del verdadero compromiso cristiano. Quedaría un sector reservado para los cristianos, cerrándose las visiones más globales para la construcción de la vida humana y de la sociedad, que hubieran sido puntos de encuentro de otros constructores más globales”.Se hace necesario, por el contrario, “que los cristianos piensen políticamente, huyendo de soluciones puramente sectoriales. Su afiliación a una u otra fuerza política no tendrá que ver con puros problemas particulares, sino por el compromiso con un modelo de sociedad; es ésta precisamente la verdadera responsabilidad política”.Pensar políticamente significa que los cristianos deben hablar y actuar con categorías nacionales, pero también continentales y mundiales, en presencia de los actuales procesos de globalización. “En ese contexto señala el Cardenal- se entiende el compromiso de los cristianos por expresar en la Europa actual formas y estilos de vida conformes al Evangelio, superando el mito del dinero, del consumismo, del puro gozo a cualquier precio, promoviendo estilos de vida austeros y desinteresados. Aunque es un compromiso nacido del Evangelio, no deja de ser una propuesta positiva para una sociedad que tiene una necesidad urgente de controlar y orientar socialmente los propios recursos a favor de todos”.De esto proviene la fuerte invitación a la participación cristiana en la política, para que luchen contra las tendencias antisolidarias que se están afirmando en Europa. Hace unos años se trataba no más que de una denuncia profética; hoy es una amenaza real. Por tanto, “los cristianos no podrán estimular una verdadera solidaridad únicamente con discursos éticos. Hará falta más bien promover aquellos recursos que ayudan a disminuir tanta ansiedad que tiene la gente ante su propio destino y estimular gestos y ejemplos concretos que muestren en vivo una solidaridad posible y practicable (…).En resumen, debemos mostrar que se pueden ampliar los horizontes que ahora se quieren cerrar en el mundo particular de cada uno”.
(Fuente: Texto extractado del artículo “Los cristianos y la política. El decálogo del Cardenal Martini”, comentado por Bartomeu Sorge SJ, en el Nro. 521 de la REVISTA CIAS)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario